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Dónde acaban

Era primero de carrera, Periodismo, en la Facultad de Comunicación de Sevilla. Mientras mis compañeros se quejaban de la carrera  y el mal estado de cámaras, trípodes, cascos y demás (y tenían razón) yo me decepcionaba profundamente. Ésa era mi generación: los que se quejaban de que se les exigiera estar al tanto de cuanto ocurre, los que protestaban  porque se penalizaba la ortografía, los que no querían debatir en clase, los que no iban más allá de «los gobiernos del primer mundo deberían acabar con la pobreza», los que sólo tomaban apuntes, los que babeaban con Marca y, peor aún, las chicas-objeto, las preciosas muchachas que se enterraban bajo kilos y kilos de maquillaje y que optaban por no leer  nada porque aún así acabarían consiguiendo trabajo. Me llegó a comentar una profesora de una de mis compañeras que acabaría en la televisión por rubia y no por otra cosa. Una lástima que las luchas de las mujeres a lo largo de la Historia hayan servido para esto.

Tocaba elegir delegado, y aquí no iban a ser menos. Se presentaron dos candidaturas colegiadas. Una, fundamentada en lo guapos que eran y que acabarían con las clases de los viernes. Otra, que además se ofrecía para organizar todo tipo de fiestas universitarias, y que el próximo viernes ya había preparado una en Chicote, y esto provocó una aclamación a gran escala.

El caso es que ganó esta última candidatura y ahí estaba Rafa, el chicoguapo de clase que no abría la boca porque para qué iba a hacerlo. Un clásico: sin inquietudes y sin lecturas. Acabó el primer año, y no lo volví a ver hasta el famoso vídeo de Intereconomía.

Por supuesto, no me esperaba otra cosa, y a la vez lo lamento profundamente.

Éste es el Periodismo que nos espera.

Menos mal, pienso, que lo han puesto en su sitio.


El contraste de la información

Hoy, estimados lectores, en nuestro Curso Rápido de Periodismo Avanzado (ay, el legado de Caiga Quien Caiga…), vamos a aprender a tener en cuenta el valor del contraste de la información y de los datos, esa supuesta rutina periodística que, no obstante, está tan poco de moda y tan a menudo se la saltan en estos días en los que todo vale con tal de dar algo nuevo, espectacular y rimbombante.

Para ello, mi compadre Diego nos ha proporcionado esta fotografía publicada en la página 15 del número 16 de la edición de Sevilla del diario gratuito Aula Magna, un documento que constituye un maravilloso ejemplo ilustrativo para esta lección.

(clic para ampliar)

En esta fotografía aparecen tres compañeras y amigas mías. El periódico habla sobre ellas y sobre el puesto de chucherías que han montado para pagarse el viaje de fin carrera, pero en tres líneas de pie de foto comete sendos errores. Comprobemos detenidamente cuáles son:

  • Las muchachas no son estudiantes de 4º de Periodismo, sino de 5º.
  • O son estudiantes de 4º de Periodismo, o lo son del último curso. Nunca ambas cosas, puesto que el último curso es 5º.
  • Son estudiantes en el turno de mañana, no en el de tarde. De hecho, los grupos A, B y C desaparecieron hace cuatro años. Desde entonces, los grupos se denominan 1, 2 y 3.

Como podéis ver, queridos lectores, el contraste de los datos no es un mero detalle inventado por los profesores de Redacción para engrosar los apuntes del primer tema de la asignatura, sino que supone no sólo un ejercicio profesional que corrobora la autenticidad de aquello sobre lo que se informa, sino que además constituye -o así, al menos, debería ser entendida- una medida preventiva del periodista para evitar dejarse en ridículo a sí mismo ante el público.


Lo que opinan los músicos de las discográficas

La ley que pretende instaurar el gobierno en contra de las P2P favorecerá a las grandes multinacionales discográficas y perjudicarán al resto de la población, incluyendo a los propios autores. Muchos de ellos, como en España ocurriera con SFDK o Los Delinqüentes,  han decidido dejar a sus discográficas para crear sus propios sellos. Otros, como Radiohead, han ido incluso más allá y decidieron vender su disco a través de Internet al precio que decidieran sus fans. Todo un ejemplo de cómo adaptarse a los nuevos tiempos al margen de esos molestos intermediarios que cobran comisiones a cambio de torpedear la creatividad de los  de los verdaderos protagonistas de la música, los artitas.

Pero, ¿cuál es la opinión de los músicos sobre aquellos que se autodenominan salvapatrias? Pues, a tenor de lo que podemos oír en sus canciones, nada positiva. Cada vez que un autor hace referencia a su representante o compañía, siempre lo hace para ponerlos por los suelos. o, simplemente, para ridiculizarlos, como cantara Kiko Veneno de sus managers, que eran de Huelva.

Juzguen ustedes mismos:

El bandolero que sale más temprano es él, líder de los atracos, el primero en correr. Te quita la cartera cuando menos te lo esperas. Señor rata nuclear, eres un capitán de la rutina en la gente cucaracha, el jefe de las mudanzas; un rockero pordiosero de coleguita trapero en un acorde mayor. A Paco Atraco todo el mundo tiene ganas y yo también por una historia que dejó de color negro limón, ¡dale caza al ladrón!

Ese hombre caries nos mintió en su papel de manager, con poco diseño de libertad a los demás eres un loco cabezón con la careta de jabalí llegaste aquí pa trapichear, aprieta la tuerca de tu conciencia y de tu nariz, y a vivir en paz.

Paco Atraco, de Los Delinqüentes

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El gobierno legisla para proteger a las discográficas, yendo en contra de artistas y público

El Gobierno acaba de lanzar un anteproyecto de Ley por la que podrá cerrar terminales P2P, es decir, de descargas gratuitas tipo Emule, Ares o Torrent, para «salvaguardar» la cultura musical, algo totalmente ilógico si tenemos en cuenta el estudio que apareció hace unos días en el diario británico The Times, en el que se dice que en los últimos años, y gracias precisamente a las descargas gratuitas, los artistas han visto mejorado sus ingresos, así como el público recortado sus gastos a costa de los intermediarios, esas empresas discográficas que no sólo le chupan la sangre al público, sino también a los propios artistas dándoles un mísero 10% de lo que producen. Las todopoderosas multinacionales, viendo que se las va a cabar el chollo, han pactado con el gobierno la censura de este tipo de páginas de Internet. Y el gobierno de Zapatero, el caudillo -nunca mejor dicho- de la «libertad», está a punto de ceder.

En dicho informe elaborado por el Times se dice que, a pesar de la piratería, los músicos británicos ganaron más dinero en 2008 que en 2004. Los ingresos de las discográficas, representados en el gráfico por la línea roja, se han visto reducidos. En cambio, la línea azul, que se refiere a los beneficios que los artistas reciben por concierto, se ha visto fuertemente reforzada, así como el siguiente vector, también de color azul, que hace referencia a las ganancias por derechos de autor, también para los músicos, ha obtenido un importante alza.

La siguiente línea es la de las ganancias de los artistas por discos, que aunque se han visto ligeramente mermadas, quedan ampliamente compensadas por las ganancias anteriormente expuestas. La última, de color marrón, se refiere a los promotores de los conciertos, cuyos beneficios se han visto ligeramente incrementados.

Gracias a las descargas gratuitas, los artistas han visto incrementado la promoción de sus obras, lo que se ha traducido en un amplio incremento de beneficio por conciertos -donde verdaderamente ganan dinero los cantantes, y no a través de la venta de discos- y por derechos de autor, aunque ese beneficio se ha producido a costa de las productoras, simples intermediarias, con un recorte en la venta de discos -ojo, aún así sigue sin ser deficitario el ser productor discográfico-.

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Pascual Serrano: «Gran variedad de medios no significa que haya una gran pluralidad informativa»

t_foto_pascual_serrano_2_192Este titular que me he permitido adaptar es una de las guías que Pascual Serrano nos regala en una entrevista concedida a El Punt y que también aparece recogida en rebelion.org. La entrevista es un pequeño manual de cómo la ciudadanía tiene que informarse ante unos medios que ofrecen reelaboraciones de la realidad acordes a sus propios intereses.

Aquí dejo algunas de sus declaraciones, la entrevista completa la podéis leer pinchando aquí:

¿Por qué no hay pluralidad informativa?

Si hacen una prueba y pasan veinticuatro horas repasando la oferta de los medios, verán que las imágenes se repiten, son las mismas en Europa, en Asia, en América Latina o en los Estados Unidos. No podemos pasar por alto que los grandes medios de comunicación funcionan en el marco de una economía de mercado, con todas las servidumbres que eso comporta, y todos tienen una manera de funcionar parecida a la hora de presentar la información internacional.

¿Se refiere a lo que se llama derecho a la información?

Se habla mucho del derecho a la información, pero a menudo olvidamos que estar bien informado también es un deber. Se tiene que dar un primer paso y entender que demasiadas veces lo que nos presentan los medios no es la realidad, sino una elaboración de la realidad. Yo creo que hay que potenciar un espíritu crítico que ayude a buscar una información alternativa a las vías formalmente establecidas. Si no, estamos condenados a la desinformación e incapacidades para entender el mundo que nos toca vivir, o sea, estamos incapacitados para actuar con libertad.

¿Y qué hay que hacer?

Para enfrentarnos a este poder gigantesco que intenta interpretar el mundo diciéndonos quiénes son los buenos y quiénes son los malos, o marcar las pautas de lo que tenemos que hacer, yo creo que un primer paso sería promover la desconexión entre el mensaje informativo dominante y el pensamiento ciudadano. […] Sólo avanzaremos si los ciudadanos desarrollan un pensamiento independiente y son conscientes de que la complejidad de lo que pasa en el mundo no se podrá simplificar nunca con mensajes periodísticos sometidos a determinados intereses.


Los sanfermines y Twitter: derecho o deber de informar

En esta última semana hemos tenido dos acontecimientos que han causado revuelo en los círculos periodísticos y más allá de ellos. El primero de ellos fue la muerte de Daniel Jimeno durante uno de los encierros de San Fermín. El otro saltó en la mañana de ayer, a raíz de un tuiteo de Luis Rull: la negación de Techcrunch de publicar algunos documentos confidenciales de Twitter que han caído en sus manos.

Estos dos hechos, más que otra cosa, han puesto en cuestión los derechos y deberes no sólo de los periodistas, sino también de los blogueros, en tanto que informadores en potencia y de facto. ¿Es ético e incluso legal publicar la foto de un joven medio desangrado o un documento confidencial de una empresa?

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El pago en los medios y el valor de la información

El otro día, navegando por el blog de Juan Varela, me encontré con esta entrada antigua, en la cual su autor hablaba de que la publicidad como base del modelo de negocio de los medios está llegando a su fin, como también le ha sucedido al mdelo de pago por la información. Y aunque es antigua, no deja de ser actual y de dar pie a una sencilla reflexión.

El descarte de la publicidad como un sustento y una fuente de negocio para los medios viene provocado por la falta de anunciantes, algo que ha echado por tierra el planteamiento de los gratuitos (como hemos podido comprobar con el cierre de Metro, de ADN.es y de ocho delegaciones de 20Minutos), pero sobre todo es causa del coste tan bajo que los anuncios adquieren en Internet, y eso incide en las posibilidades de negocio de los medios digitales, sean del tipo que sean.

El negocio de los medios no puede seguir basándose en la publicidad. Si se supone que ha habido o que está dándose un cambio de paradigma en la industria de la información, es absurdo seguir con la misma base de negocio, tanto más en tiempos como los actuales, de profundos cambios en la economía que afectan notablemente a la publicidad, a cuánto se acude a ella y a los caminos que ésta tomará de ahora en adelante para difundirse.

Si ya no podemos vivir de la publicidad, nos queda sólo la solución del cobro por contenidos. Pero, como bien dice Varela en su artículo, ni una ni otra serían posibles. Al menos per se. Varela tiene razón ald ecir que sería absurdo volver a cobrar por determinados contenidos, como el grueso de las noticias, cada vez más homogeneizadas y basadas en información de agencias, gabinetes y notas de prensa (el periodismo de teletipos).

Pero también matiza, no con menos acierto, que generar el pago de los lectores es posible siempre que se ofrezca un producto diferente, algo único que no ofrezca nadie más. Reportajes, vídeos, fotos e historias por las que de verdad merezca la pena pagar, aunque sea poco. Algo como este magnífico fotoreportaje multimedia de Le Monde, del que tuve conocimiento gracias a Paper Papers, y que supone un perfecto ejemplo de ese periodismo de calidad que mezcla lo mejor de antes -las curiosidad y las ganas por buscar la verdad- y lo bueno de ahora (en lo que debería consistir el nuevo periodismo, vaya, no en otras cosas extrañas que anuncian algunos gurús).

Los medios tienen que asumir este reto, por su propia existencia, y en este reto tienen un papel preponderante los periodistas. Nosotros debemos pensar en nuestra labor, y preguntarnos si estamos preparados. Y cuando lo veamos claro, invitar a los lectores a que se preparen ellos para seguirnos.