¿Se acuerda de este pianista? (I)


Un día de mayo de 2005 estaba leyendo, como habitualmente hacía, el periódico que se distribuía en el centro dónde yo estudiaba, que era El País. Un reportaje, situado en la contraportada, me atrajo inmediatamente. Gran medida de ello fue su muy directo titular: ¿Conoce a este pianista?, del que parte de este he utilizado deliberadamente para este post. También tenía su fuerza la foto situada en el centro, que se correspondía con el músico: un joven rubio de mirada perdida y algo cabizbajo, sujetando un montón de partituras. Pocos días después, todo lo referido con el pianista de El País fue ampliamente difundido por las televisiones de España. Aunque, por lo menos en este país, apenas se supo finalmente lo que le pasó a él.

Toda esta historia, que fue sin ninguna duda el gran suceso de la primavera de 2005 en Reino Unido, comenzó el 7 de abril. Ese día, una patrulla policial encontró a un joven vestido con traje completamente empapado, andando sin rumbo por una carretera de Sheerness, un pueblo costero del condado de Kent, en Inglaterra. Le realizaron multitud de preguntas, de las que el misterioso hombre, aterrorizado, no respondió ninguna. Buscaron si llevaba alguna documentación encima, con vanos resultados, además de observar que las etiquetas de todas las prendas que llevaba habían sido arrancadas.

Al ver que aunque visiblemente no le había sucedido un accidente pero seguía sin mascullar palabra , fue llevado al Hospital Maritimo de Medway. Allí fueron confirmadas sospechas de la policía: físicamente no tenía ningún problema pero psicológicamente sí. Al joven le fue finalmente diagnosticada una amnesia que fuese con mucha posibilidad una respuesta frente a un hecho traumático que había presenciado.

Con intención de que estableciese comunicación mediante la escritura, los médicos le entregaron un lápiz con papel, pero el amnésico solamente realizó con ellos dos dibujos: un piano con todo detalle, incluidas sus 88 teclas; y una bandera con una cruz situada ligeramente hacia la izquierda, llegando a suponerse que indicaba que era de un país escandinavo.

El piano dibujado

Tras esto, se tuvo la idea de llevar al enfermo al piano de la capilla del hospital. El paciente, que normalmente sufría de ansiedad y se asustaba ante las personas, al estar frente el instrumento musical parecía otro. Tocó sin parar durante cuatro horas obras de Tchaikovsky y de The Beatles, además de otras desconocidas que los médicos consideraron como suyas propias.

Debido a esa gran destreza frente al piano, el personal del hospital se puso en contacto con numerosas orquestas europeas , poniendo mayor hincapié en la zona escandinava. Su caso comenzó a difundirse en el diario The Guardian y de ahí a todos los medios, tanto de dentro como fuera de Reino Unido. El hospital recibió numerosas llamadas sobre personas que creían reconocerle, algunas decían que era un habitante del condado de Sussex, no muy lejos del centro sanitario; o como un mimo polaco alojado en Roma declaraba que era un músico callejero francés, pero al final todas estas informaciones fueron desestimadas.

Mientras, el pianista internado se pasaba horas poniendo notas en sus hojas de pentagramas y tocando esas composiciones. En su habitación siempre estaba acurrucado con su almohada y desdeñaba el contacto humano. Incluso llegaba a huir si se encontraba con un desconocido. De este modo, y claramente al desconocer su nombre, los trabajadores del hospital le comenzaron a llamar coloquialmente como «Piano man».


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