Archivo de la etiqueta: Iglesia

Fragoso: España perfecta

loquemeestorba

Más viñetas de Fragoso pinchando aquí.


El poder de las sotanas

El Jaguar.

La Iglesia maneja los hilos.

La Iglesia maneja los hilos.

Resulta cuanto menos curioso las relaciones de la secta suprema de la tierra y sus acólitos en el Reino de España con los poderes fácticos.

Teniendo en cuenta las tremendísimas posesiones que tiene en España como el potencial de su capital especulativo (que toma forma en las cajas que mantiene en su poder como la Caja de ahorros de Circulo Católico, Unicaja),  la Iglesia es poderosa, y cuenta también con un vasto número de medios audiovisuales que le son fieles y, de los que pone y quita profesionales a su antojo.

Un verdadero poder dentro del otro poder. El gran cuarto poder del estado que, curiosamente cada vez tiene más poder mediatico para derogar y, presionar para que no salgan adelante leyes como por ejemplo la ley del aborto.

Continuar leyendo


Un jurado popular se basa en la Biblia para condenar a muerte en los Estados Unidos

Todos pensaban que el Corán era el único texto religioso que en determinados pasajes llamaba a sus fieles a matar al prójimo. Este pensamiento llevó en su día a gran parte de la población a demonizar a los musulmanes. Pero ahora resulta que la Biblia también instiga a matar según determinadas circunstancias. ¿Qué dirán ahora los cristianos de su libro sagrado?

emmanuelclg.org
emmanuelclg.org

De hecho, un jurado popular en los Estados Unidos condenó a muerte a un individuo que supuestamente mató a otra persona durante un robo. El tribunal, compuesto al parecer por personas «muy religiosas», decidió consultar la Biblia para ver qué hacer ante un caso así.  En 2002, un periodista danés supo que el 80% de los miembros del tribunal introdujo pasajes bíblicos en la deliberación. Uno de ellos leyó en el juicio en voz alta el siguiente pasaje de la Biblia:

«Y si con un instrumento de hierro lo hiere, y muere, homicida es; el homicida morirá».

El mismo individuo aseguró que «la Biblia es verdad desde la primera hasta la última página», y que si la ley civil y la ley bíblica entran en conflicto, la última debe prevalecer. Además, afirmó que si le hubieran dicho que no podía consultar la Biblia, «habría abandonado la sala».

Continuar leyendo


Odio los lunes y el laicismo de mentira

(Aviso preliminar: este artículo es más largo que un misterio)

Vamos a hablar claro, para que nadie se lleve a error. El laicismo y ateísmo de mentira, que proclaman día sí y día también la perversidad de todo razonamiento de naturaleza religiosa y la necesidad de que la Iglesia se meta dentro de su propio culo, basan toda su argumentación en un error, que es, por cierto, común a muchos de los que ellos mismos califican como integristas católicos (habrase visto mayor estupidez). El error de concepto es el de confundir a la Iglesia, y al catolicismo en general, con la Jerarquía eclesiástica.

Este error, por lo demás común a lo largo de la historia del cristianismo, fue la razón por la que, en el siglo XVI, los protestantes y los católicos se estuvieron peleando un rato largo y al final se pelearon del todo en el Concilio de Trento. Mientras que los protestantes defendían la supremacía de Jesucristo y de la propia conciencia, los católicos de la época querían colocar por ahí al Papa y a la doctrina y a la jerarquía eclesial. Curiosamente, desde entonces y hasta hoy, el tiempo ha venido dando la razón progresivamente a los protestantes. Uno de los ejemplos recientes más claros son los textos del Concilio Vaticano II (1962-1965) que, lejos de ser estrictos o cerrados, proclaman multitud de posturas y enfoques válidos, manteniendo siempre por encima a la propia conciencia. Tan lejos ha ido la unión entre católicos y protestantes que, de hecho, en 1999 se firma una Declaración conjunta sobre la Doctrina de la justificación, en la que se proclama que la salvación depende, por encima de cualquier otra cosa, de la fe en Jesucristo.

Como podemos ver, el enfoque aquí no está en el Papa –sin restarle méritos ni importancia, por supuesto- ni en los obispos, sino en el cristiano de a pie, con sus problemas y sus dilemas morales diarios. Mientras tanto, la Jerarquía, los de la fumata, están normalmente preocupados por el devenir ideológico –stricto sensu– de la cristiandad en el tiempo presente, o por muchas otras cosas de tipo administrativo, como corresponde a una institución con tanta historia detrás de sí. Debido a esto y, sobre todo, a la necesidad de la prensa del siglo XX de generar noticias constantemente, de provocar cambio en todo, se ha querido dar a la Iglesia, y al catolicismo, una imagen de inmovilismo que, no se engañen, no se corresponde en absoluto con la realidad. Fundamentalistas, los llaman. Si resulta que ahora tener principios es ser fundamentalista, díganme dónde hay que apuntarse.

Por poner un ejemplo. ¿Cuántos de ustedes recuerdan la clasificación entre pecados mortales y veniales y la consideran aplicable? Pues bien, toda esa idea quedó completamente obsoleta en el Concilio Vaticano II, que promulgó un nuevo texto en el que se establece una enorme y compleja gradación de la levedad o gravedad de las faltas según antecedentes, conciencia del sujeto, etc. ¿Cuántos de ustedes creen realmente que la Iglesia sigue considerando pecado a la masturbación y cosas similares? Hace mucho tiempo que se guarda silencio sobre este tema, como con cosas que tienen que ver con la fornicación y otros muchos asuntos de índole sexual. ¿Quiénes están hablando hoy en día por boca de los curas sobre estos y otros asuntos? Sus detractores, sus ateos y sus ministras de cultura, que por supuesto saben tanto del tema como de pelar pajaritos. De hecho, un error común entre la gente de poca formación católica –o sea, el 80% de este país- tiende a pensar en la Iglesia como una especie de cosa piramidal, como los Estados absolutistas, en la que arriba está el Papa y abajo la masa de imberbes creyentes a los que se nos puede tomar por el pito del sereno. Pues bien, según el Código de Derecho Canónico de 1983, la Iglesia tiene una estructura, digamos, reticular: cada diócesis particular puede y debe ser considerada, en sí misma, una Iglesia Universal, en la que no falta ninguno de los elementos necesarios para lograr el cometido de la Iglesia: la salvación del hombre.

¿Y por qué todo este desaguisado eclesial con los jerarcas? Pues por pereza, seguramente. A pesar de los procesos de democratización, que no debemos confundir en ningún momento con relativización, que ha sufrido la Iglesia católica en la modernidad, hay un vicio, un pecado casi más intelectual que físico, que es el cáncer actual de buena parte del catolicismo: la pereza. Al proclamar la no infalibilidad de las encíclicas, de las predicaciones, de las palabras de los obispos, e incluso del Papa y de los Concilios –son humanos, ¿no tienen, pues, derecho a equivocarse?- el peso de la decisión recae sobre el hombre individual. Ya no hay un catecismo, unos diez mandamientos infalibles a los que poder acudir como a la tabla del siete y poder decir: esto es bueno. O esto es malo. Es la cruzada diaria del católico moderno la de enfrentarse, prácticamente solo, a ciertos dilemas morales.

Continuar leyendo


La vigilia tecnológica

[También publicado en El arrozal]

Un tuiteo de @sinfuturo me informó hace cosa de una semana de que varios obispos italianos habían propuesto un ayuno tecnológico para la Cuaresma. Al día siguiente, pude ver en Antena 3 un pequeño vídeo de un par de minutos comentando la noticia. Desde que se hizo pública, esta exhortación ha causado cierto revuelo, aunque por dos vertientes distintas.

El primero de ellos es el de muchos creyentes que discrepan y se preguntan por qué tienen que renunciar a algo que realmente no es malo. «Puedo ayudar a alguien con un sms», dicen algunos católicos, y también hay quienes plantean la duda entre qué es tecnología y qué no. «¿Es la música algo tecnológico si la escucho en el mp3? ¿Y si lo hago en una gramola?».

Aunque cabe alguna matización, sin duda el sentido de esta recomendación es bueno. Y realmente no se entienden estas críticas arriba descritas, cuando el propio arzobispo de Módena, Benito Cocchi, que también apoya esta vigilia, ha aportado la clave en una de sus palabras: «desintoxicarse».

Continuar leyendo


Nuevos pecados y pecadores reincidentes

manzana_pecado.jpgHay una nueva lista de pecados emitida por el Vaticano. En concreto por el arzobispo Gianfranco Girotti, que es el número dos en esto de los pecados y la penitencia. Girotti dijo al periódico semanal vaticano L’Osservatore Romano que «la mayor zona de peligro para el alma moderna es el en gran parte inexplorado mundo de la bioética.»

Pero no se queda aquí. Ser rico ahora es también pecado. «Los pobres siempre se están volviendo más pobres y los ricos más ricos que nunca, fomentando una injusticia social insostenible». ¡Ya era hora de que le echaran la culpa a los que más tienen!

Drogarse y mantener conductas que perjudiquen al medio ambiente, también son nuevos pecados. La Ministra de Medio Ambiente en Funciones, Cristina Narbona, se alegraba ayer de que la Iglesia condenase la contaminación ambiental y a sus promotores. Ya ven, tanta adversidad entre el Gobierno y la Iglesia y al final, parece que hasta están de acuerdo en algo.

Y es que pecadores, con la lista de pecados tan extensa, somos todos. Soitu se pregunta si será algun día pecado la telebasura. «La mala radio ya sabemos que no: habrían cerrado la COPE

blog-pumares.jpgPecadores reincidentes, como Jimenez Losantos, los hay y los habrá. El polifacético Carlos Pumares, que peca de lenguarudo, ha vuelto a abrir la boca, contra la SGAE, con un razonamiento lógico muy meditado que me gustaría compartir con los pecadores de este blog. Lo mejor es que lo vean en el videoblog de Pumares.

No hablaremos de pecadores en el seno… de la Iglesia, a saber, pederastas, calumniadores, avariciosos… Lo último es la reostia. A un niño, la propia Iglesia no le deja hacer la primera comunión. Los padres habían solicitado que comulgase con una hostia sin glúten, pues el niño es celiaco. Pero para la Iglesia hay cosas «muy, muy sagradas, como los sacramentos», como dice el vicario José Antonio Satué. ¿Quien es el pecador aquí? ¿El niño? Y es que ser celiaco es una enfermedad como la homosexualidad…