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Pascual Serrano: «Gran variedad de medios no significa que haya una gran pluralidad informativa»

t_foto_pascual_serrano_2_192Este titular que me he permitido adaptar es una de las guías que Pascual Serrano nos regala en una entrevista concedida a El Punt y que también aparece recogida en rebelion.org. La entrevista es un pequeño manual de cómo la ciudadanía tiene que informarse ante unos medios que ofrecen reelaboraciones de la realidad acordes a sus propios intereses.

Aquí dejo algunas de sus declaraciones, la entrevista completa la podéis leer pinchando aquí:

¿Por qué no hay pluralidad informativa?

Si hacen una prueba y pasan veinticuatro horas repasando la oferta de los medios, verán que las imágenes se repiten, son las mismas en Europa, en Asia, en América Latina o en los Estados Unidos. No podemos pasar por alto que los grandes medios de comunicación funcionan en el marco de una economía de mercado, con todas las servidumbres que eso comporta, y todos tienen una manera de funcionar parecida a la hora de presentar la información internacional.

¿Se refiere a lo que se llama derecho a la información?

Se habla mucho del derecho a la información, pero a menudo olvidamos que estar bien informado también es un deber. Se tiene que dar un primer paso y entender que demasiadas veces lo que nos presentan los medios no es la realidad, sino una elaboración de la realidad. Yo creo que hay que potenciar un espíritu crítico que ayude a buscar una información alternativa a las vías formalmente establecidas. Si no, estamos condenados a la desinformación e incapacidades para entender el mundo que nos toca vivir, o sea, estamos incapacitados para actuar con libertad.

¿Y qué hay que hacer?

Para enfrentarnos a este poder gigantesco que intenta interpretar el mundo diciéndonos quiénes son los buenos y quiénes son los malos, o marcar las pautas de lo que tenemos que hacer, yo creo que un primer paso sería promover la desconexión entre el mensaje informativo dominante y el pensamiento ciudadano. […] Sólo avanzaremos si los ciudadanos desarrollan un pensamiento independiente y son conscientes de que la complejidad de lo que pasa en el mundo no se podrá simplificar nunca con mensajes periodísticos sometidos a determinados intereses.


The Memoro Project

Por Gemma Jordán.

Tal vez se haya comentado algo aquí, pero como no lo sé, voy a aprovechar que el otro día les hicimos una mini entrevista en “La octava planta” para echar un ojo sobre el trabajo de “The memoro Project”.

Nacieron en Italia en 2008 con un objetivo muy claro y, a priori, difícil de realizar: crear un banco de memoria mundial gratuito. Un proyecto que hace quince o incluso diez años, parecería una hazaña, pero que hoy, sin dejar de tener sus complicaciones, es posible llevar a cabo. Salir a buscar personas mayores por todo un país, para que cuenten sus historias, sus experiencias y sus batallitas, grabarlas y archivarlas a disposición de todo aquel que quiera saciar su curiosidad y aprender. Fernando Gabrich, que es el responsable de “Memoro” en España nos dijo, que siempre salía de cada una de esas entrevistas sintiéndose diferente a como había entrado y habiendo aprendido y comprendido mucho.

Los vídeos de Vodpod ya no están disponibles.

Y después de trastear por su web y hablar con Gabrich se me ocurre que, a lo mejor sin quererlo, estos de “Memoro Project” están trabajando como auténticos reporteros; salen a la calle, buscan la noticia (la historia en este caso) ceden su tiempo y sus recursos para moldearlo y se lo ofrecen a la sociedad en general porque creen que es importante y que así ayudan a construir una realidad mejor, más equilibrada y más formada y justa. “Casi ná”. Además lo hace aprovechando las posibilidades que nos ofrecen los nuevos medios y las nuevas tecnologías de la información.

Después de ver y analizar el panorama, de meditar un poco y de escuchar el pasado martes a Rosa María Calaf en nuestro programa, una llega a la conclusión de que la fórmula para volver al buen periodismo (o más que volver, llegar por fin a él) es regresar al auténtico espíritu vocativo del que tiene claro qué quiere hacer y por qué, pero dando pasos a través de este inmenso mundo de los medios que, además, y para bien, nos hace estar siempre alerta para ir “renovándonos”.

Así que como servidora se pira de vacaciones en cuanto mañana le termine esta bonita beca, voy a dejar, al hilo de esta entrada, dos preguntas aquí para que me las vayáis contestando y hasta debatiendo, si procede, sobre ello. ¿Puede que sea ese el camino, volver a los orígenes con los medios actuales? ¿Cómo narices trabajaban antes los periodistas sin Internet?

¡Feliz final de estío a todos!

Últimas entradas de Gemma Jordán:

*.- He perdido a Shakira.

*.- A vueltas con los grados.


Cómo ser una gran periodista

Aquí os dejo un vídeo en el que se dan algunos consejos que harán de cualquier chica una gran periodista. 😉


El pago en los medios y el valor de la información

El otro día, navegando por el blog de Juan Varela, me encontré con esta entrada antigua, en la cual su autor hablaba de que la publicidad como base del modelo de negocio de los medios está llegando a su fin, como también le ha sucedido al mdelo de pago por la información. Y aunque es antigua, no deja de ser actual y de dar pie a una sencilla reflexión.

El descarte de la publicidad como un sustento y una fuente de negocio para los medios viene provocado por la falta de anunciantes, algo que ha echado por tierra el planteamiento de los gratuitos (como hemos podido comprobar con el cierre de Metro, de ADN.es y de ocho delegaciones de 20Minutos), pero sobre todo es causa del coste tan bajo que los anuncios adquieren en Internet, y eso incide en las posibilidades de negocio de los medios digitales, sean del tipo que sean.

El negocio de los medios no puede seguir basándose en la publicidad. Si se supone que ha habido o que está dándose un cambio de paradigma en la industria de la información, es absurdo seguir con la misma base de negocio, tanto más en tiempos como los actuales, de profundos cambios en la economía que afectan notablemente a la publicidad, a cuánto se acude a ella y a los caminos que ésta tomará de ahora en adelante para difundirse.

Si ya no podemos vivir de la publicidad, nos queda sólo la solución del cobro por contenidos. Pero, como bien dice Varela en su artículo, ni una ni otra serían posibles. Al menos per se. Varela tiene razón ald ecir que sería absurdo volver a cobrar por determinados contenidos, como el grueso de las noticias, cada vez más homogeneizadas y basadas en información de agencias, gabinetes y notas de prensa (el periodismo de teletipos).

Pero también matiza, no con menos acierto, que generar el pago de los lectores es posible siempre que se ofrezca un producto diferente, algo único que no ofrezca nadie más. Reportajes, vídeos, fotos e historias por las que de verdad merezca la pena pagar, aunque sea poco. Algo como este magnífico fotoreportaje multimedia de Le Monde, del que tuve conocimiento gracias a Paper Papers, y que supone un perfecto ejemplo de ese periodismo de calidad que mezcla lo mejor de antes -las curiosidad y las ganas por buscar la verdad- y lo bueno de ahora (en lo que debería consistir el nuevo periodismo, vaya, no en otras cosas extrañas que anuncian algunos gurús).

Los medios tienen que asumir este reto, por su propia existencia, y en este reto tienen un papel preponderante los periodistas. Nosotros debemos pensar en nuestra labor, y preguntarnos si estamos preparados. Y cuando lo veamos claro, invitar a los lectores a que se preparen ellos para seguirnos.


Gregorio Verdugo: «No hace falta un título de licenciado para hacer periodismo»

[También publicado en Estrellas y Estrellados]

Gregorio Verdugo es un filólogo sevillano, trabajador de la empresa municipal de autobuses de Sevilla, Tussam, que un día creó un blog para, tras el seudónimo de Jack Daniel’s, contar al mundo historias acerca de las cosas que veía y vivía. Hoy es toda una personalidad en la red, y nos habla de periodismo.

Un filólogo que en la madurez se mete a periodista. ¿De dónde te vinieron las ganas?
Pues de un día que me caí de la cama, de hace un montón de años. (Ríe) Yo siempre me acuerdo de que, cuando estaba en el instituto, mi padre ejercía siempre control sobre mí y no me dejaba irme a la calle si no me sabía la lección. Como yo estudiaba relativamente rápido y mi padre siempre me mandaba de vuelta al cuarto, cuando me terminaba la lección empezaba a leer novelas con las que llegué a la lectura y la escritura. A mí siempre me ha obsesionado contar cosas. He hecho periodismo durante toda mi vida, pero siempre sin cobrar un duro. He trabajado en El Correo, he publicado cuentos… pero nunca me ha dado por estudiarlo, porque en mi época no había Periodismo en Sevilla, así que hice Filología. Hasta ahora, cuando he podido estudiarlo aquí, aunque considero que no hace falta un título de licenciado ni para contar lo que pasa ni para hacerlo bien.
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Odio los lunes: la prensa, el periodismo y el film noir

Hoy, más por estar aún flipando que por pereza, no voy a escribir un artículo de mi puño y Word, sino que voy a dejarles que lean, que disfruten con tranquilidad, de un artículo-estudio publicado por Víctor Arribas en la revista Nickelodeon en otoño del año 2000. Arribas, para los que no le conozcan, es actualmente presentador de informativos en Telemadrid, y una auténtica eminencia en lo que a cine clásico se refiere. En este extenso artículo que les muestro a continuación, el periodista y cinéfago reflexiona sobre las relaciones del cine clásico con el periodismo. Para los aficionados a una cosa y a la otra, que supongo que en este blog habrán de ser más de dos y de tres, es un texto para paladear con tranquilidad, para disfrutar, y para anotar e incluso llenar el eMule si es necesario. Disfruten.

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Periodismo transgénico

Que el periodismo es una ciencia inexacta no es un gran descubrimiento, y que pasa por algunas de sus horas más bajasFrancis-Bacon-head-vi-1949 tampoco es una gran novedad. Pero el papel del periodista desinformado pero formador debería hacernos reflexionar sobre los tiempos que nos ha tocado vivir.

Me refiero a aquel periodista político, de sólida y trabajada carrera, de contrastadas fuentes, que columna a columna se ha jalonado el pecho con méritos propios… y ajenos.

Dicho periodista político, y ahora mediático, cuan pistola de sicario, pues parece que viene con silenciador montado de serie, hace gala de su mayor virtud que es la de tumbar el argumento contrario a gritos pelados, desvirtuando el sentido último y el arte del diálogo, que es la esencia del vivir en sociedad, el compartir.

De plató en plató transcurre su jornada, vomitando panfletos políticos mediocres. Repitiendo un par de ideas manidas que justifiquen sus honorarios y su vinculación a tal o cual partido político. Y cortando cabezas le dan las tantas en programas que van del rosa al amarillo.

Son como rémoras, pues se dejan llevar por el vaivén de los escualos del poder. Parásitos de la sociedad de la información con pase VIP y asiento fijo en los foros de opinión televisivos.

Quizá estén propinándole un golpe mortal a la libertad de expresión sin tan siquiera darse cuenta, pues como dijo el gran McLuhan, el medio es el mensaje y no importa tanto lo que decimos (contenido), como dónde lo decimos (medio). Siempre algo queda en la mente del receptor avalado por el valor intrínseco de la plataforma.

En contraposición a todo lo que acabo de decir, internet ofrece lo que algunos denominan “Tiranía de la transparencia”, y la reivindico firmemente, pues ahora todos podemos dar nuestra opinión, y no tenemos por qué transmitir las noticias precocinadas con valores transgénicos que huelen a podrido y que le engordan los bolsillos a unos pocos.

Saludos.

Sergio Escalona.

Otras entradas del autor:

*.- Cuando las grandes obras se ejecutan en la ilegalidad.

*.- El nacionalismo catalán.